La ecografía es una técnica no invasiva que utiliza ondas de sonido de muy
alta frecuencia, emitidos por una especie de altoparlante de mano llamado
transductor y que al chocar con las diferentes partes del cuerpo son, en mayor
o menor grado, dependiendo de la dureza y composición de los diferentes
tejidos, rebotados y detectados por este transductor el cual los envía a un
sistema informático que los convierte en imágenes.
En este sentido, la ecografía ofrece dos grandes ventajas: la primera es
que no utiliza radiaciones ionizantes; es decir, perjudiciales para la salud y
la segunda es que las imágenes se adquieren en tiempo real.
Con los desarrollos tecnológicos y la evolución de los transductores, se
han logrado equipos que emiten en frecuencias cada vez más altas, lo que ha
permitido el estudio, en gran detalle, de partes del cuerpo superficiales y de
pequeño tamaño. Este es el caso de las mamas, estructuras del cuerpo que se han
visto beneficiados en gran medida por este buen método diagnóstico.
Ahora bien, cuando hablamos de ecografía mamaria, siempre existen tres
cuestiones que se plantean y son las que colocamos en el título. Las
analizamos.
¿Para qué sirve la
ecografía mamaria?
La ecografía en la mama tiene
algunas ventajas sobre la mamografía, único método aceptado para realizar el
despistaje del cáncer de mama y es que la ecografía permite visualizar la
estructura interna de los tejidos, sanos o enfermos, en múltiples planos, por
lo que en aquellos casos en los que en la mamografía, debido a la densidad
mamaria, no logran detectarse lesiones, estas pueden ser vistas con la
ecografía.
Cuando una lesión se toca, ya sea por la propia mujer o por
su médico de cabecera o ginecólogo o si se ve en la mamografía, la ecografía
muchas veces nos permite diferenciar entre lesiones benignas, por ejemplo
nódulos benignos como fibroadenomas y quistes y el cáncer. Esto da pie para
preguntar: si es tan bueno este método ¿por qué no se utiliza para el
despistaje en lugar de la mamografía? Por dos razones: En la ecografía es muy
difícil detectar microcalcificaciones, que es uno de los primeros signos en un
tipo de cáncer, que de paso es el mas frecuente y que sí se detectan en la
mamografía. También porque al tener que realizarse en forma manual, es factible
no pasar por el sitio exacto donde pueda estar una lesión pequeña, sobre todo
en pechos grandes y con predominio de grasa. Así que la ecografía no sustituye
a la mamografía en el despistaje del cáncer de mama.
¿Cuándo se debe hacer
una ecografía mamaria?
Principalmente se debe hacer en mujeres jóvenes, menores de 30 años, que
presenten algún bulto o inflamación en la mama; en mujeres embarazadas con
algún problema de los antes mencionados, debido a que en esta etapa las mamas
aumentan de densidad y también evitamos radiaciones al feto; en mujeres mayores
de 35 años, con un bulto o lesión que no se vea en la mamografía o que, si se
viera, no nos diera suficiente información de su naturaleza; en mujeres con
secreción por el pezón. También es útil en mujeres con prótesis, operadas o
tratadas con quimioterapia o radiación y, por último y muy importante, para
guiar la toma de muestras o biopsias. Quiero mencionar también, aunque suele
ser motivo de discusión, que en mi opinión, siempre que en una mujer en cuya
mamografía aparezca tejido denso que pueda ocultar pequeñas lesiones, aunque no
se palpe nada, debe realizarse la ecografía en forma complementaria.
La última cuestión y probablemente la más polémica es
¿Quién debe hacer la
ecografía mamaria?
Bueno, la ecografía debido al
relativamente bajo costo de los equipos, a la aparente facilidad para realizarlo
y a la ausencia de efectos nocivos, se ha prestado para ser utilizado por
muchos médicos de diferentes especialidades en sus consultas.
Sin embargo, la ecografía tiene un gran problema y es que depende en gran
medida de la experiencia de quien la realiza. Además, la ecografía de la mama,
como hemos visto, es una técnica necesariamente complementaria a otros métodos,
sobre todo a la mamografía, por lo que muchas veces solo sirve para detectar un
problema cuando ha sido visto en ésta, mientras que si hacemos la ecografía sin
haber visto la mamografía podemos pasarlo por alto.
Con todo esto se ha llegado a la conclusión de que la ecografía mamaría
debe ser realizada, preferible e idealmente, por médicos radiólogos entrenados
y dedicados a las enfermedades de la mama y mejor aún, en el mismo lugar donde
se está realizando la mamografía junto con tomas complementarias que se pueden
y deben hacer, siempre por decisión del radiólogo.
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